Revelaciones, en la Sala del Espejo.
26 de Noviembre,
1994.
Caminábamos en silencio por un largo
pasillo y me sobresaltaba con cada paso que mi compañero daba, ya que junto con
eso, se encendían de la nada una vela a cada lado del pasillo, iluminando
nuestro camino. Luego de unos diez minutos de atravesar esa enorme casa, el
sorpresivo sonido del fuego ya no me asustaba.
Llegamos a una doble puerta con
detalles azules y verdes, se veía pesada mas el joven la abrió sin dificultad
alguna, encendiéndose todas las luces… que, sorprendentemente, no eran velas.
Me invitó a pasar y fue hasta una de las paredes de la gran sala, botando una
tela, descubriendo así un gran y hermoso espejo que abarcaba la pared
entera…desde el techo hasta el piso, de un lado al otro…sorprendente.
Me dirigí al espejo, viendo nuestros
reflejos, y le hablé a mi compañero:
- Me llamo Pandora Burnheart- le dije
con nostalgia en mi voz.
- Conor, mi nombre es Conor- me
respondió casi con dolor.
- ¿Desde cuándo vives aquí?- le
pregunté muy tiernamente…casi como una niña pequeña.
- Desde hace mucho…mucho tiempo, se
podría decir que toda mi vida en este mundo, que son muchos años, más de los
que aparento-
- ¿Cuántos años tienes?-
- Pondré mi edad como el tiempo que
llevo aquí… si mal no recuerdo, la última vez que vi la fecha fue en el
aniversario número veinte de mi estadía aquí…lo recuerdo bien: 16 de Agosto de
1859- se escuchaba una pena tremenda en su voz- Ese día hace ya 172 años llegué
a este mundo......... luego de caer-
Me volteé rápidamente, sorprendida,
viendo a Conor llorar sangre, al igual que yo. Corrí a abrazarle, para
acompañarle en su dolor…y ya en sus brazos, lloré con él.
- ¿Por qué lloras Pandora……Qué pasa?-
me preguntó con un tanto de desesperación en su voz. Me salí de su hombro y le
miré a los ojos, con sangre en los mismos. Recuerdo que me miró anonadado, yo
asentí y me alejé de él…le di la espalda, me miré fijamente en el espejo…me
saqué el abrigo, dejando al descubierto unas alas…unas oscuras y largas alas.
- Imposible- susurró Conor fuera de
sí.
Mientras él trataba
de entender todo lo que veía…yo me miraba a mi misma en el espejo…me miraba y
no me reconocía: estaba demasiado delgada…tenía el pelo aun más largo, mi piel
era muy pálida…parecía un fantasma; al verme y al no encontrar al ángel fuerte
y segura, que se atrevió a ir en contra de todos y enfrentar al Señor,
recibiendo su castigo…al no encontrar a “ese” ángel, sangre brotó en lágrimas
nuevamente por mis ojos.
Cuando Conor pareció al fin
reaccionar, me miró fijamente a los ojos en el espejo, y tartamudeando me dijo:
- P-Pandora… ¿Tú......e-eres.........?-
al no completar la frase, le ayudé:
- ¿…Un ángel caído?- le dije
seriamente…expandiendo rápidamente mis alas, me asusté un poco y me di cuenta
de que eran mucho más grandes de lo que creí. Yo las miraba con curiosidad y
con miedo…tocaba las delicadas plumas con sumo cuidado, eran suaves y de un
color azul oscuro…muy oscuro. Mis lágrimas dejaron de brotar de mis ojos…limpié
mi rostro y me di la vuelta para ver a Conor…sus ojos eran de un color plata, vi
que se acercaba a mí; cuando estuvo a mi lado acarició mi cabello, me abrazó y
acarició mis alas muy tiernamente.
-Pandora…eres hermosa- me susurró al
oído, me entregó mi abrigo, me abrazó dándome un beso en la frente.
Recuerdo que me llevó a una silla, me
pidió que me sentara, se arrodilló frente a mí y tomando mis manos me miró a
los ojos y me dijo:
- ¿Cuál es tu nombre ángel?
- Mi nombre es Pando…- me interrumpió
diciendo:
- Tu verdadero nombre…bello ángel- lo
dijo lentamente para que no cupieran dudas.
“No
puede ser…no pudo haberme descubierto… ¿Cómo supo que mi nombre no es
Pandora?...es mejor que salga de aquí…” pensaba horrorizada “…debo salir de aquí antes de que me
pregunte de nuevo…y si…………”
- “Conor” tampoco
es tu verdadero nombre… ¿Verdad?- le pregunté dando en el clavo…mas él no se
inmutó y sólo sonrió…y su sonrisa era casi malvada.
- ¿Esa pregunta la hiciste para no
decirme la verdad… o qué?- me dijo en un tono burlón.
- Sí…y ya debo irme- y sin dejarle
tiempo para nada corrí rápidamente a la ventana, me lancé y caí arrodillada en
el césped.
Vi que Conor venía
por mí, corrí lo más rápido que pude…salté, desesperada por aumentar la
distancia entre nosotros y caí sobre uno de los ángeles destruidos…sin pensar
salté hacia arriba y antes de perder velocidad abrí mis alas, destrozando el
abrigo y me mantuve un momento en el aire…entendiendo lo que estaba
sucediendo…entendiendo que estaba volando.
Estaba amaneciendo
y volteé para ver a Conor por última vez en un largo tiempo, recuerdo que uno
de los rayos de sol tocó su rostro…revelando al demonio dentro de él…dejando de
lado el disfraz que vi toda esa noche……me asusté al darme cuenta que era igual
al demonio detrás del ángel de piedra. Volé lejos…no a la iglesia, sino más
lejos…necesitaba estar sola.
La imagen del
demonio no la olvidaré.......... Jamás.